jueves, marzo 18, 2010

Los Bandidos De Rio Frío

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Autor: Manuel Payno, político, diplomático, empresario, novelista y autor de artículos periodísticos; 1810­1894. Otras obras: El fistol del diablo, La convención española, El hombre de La situación [inconclusa], Tardes nubladas, Novelas cortas, etcétera.

Género y corriente: Novela naturalista de folletín.

Estructura: Consta de prólogo y dos partes, divididas en 54 y 63 capítulos, respectivamente.

Sinopsis: Allá por el mil ochocientos treinta y tantos, hubo en México un caso nunca visto: un grupo de bandoleros asaltaba con frecuencia las diligencias que recorrían el camino de Veracruz a la capital, a la altura de Rio Frio. Al mismo tiempo, en la ciudad de México se desató una ola de robos y asesinatos. Todo muy bien concertado, al parecer.
Detrás de los numerosos maleantes se encontraba, en calidad de secreta orquestador, un coronel apodado Relumbrón, por su carácter jactancioso y ostentoso en exceso, quien desempeñaba el cargo de jefe del estado mayor del presidente Santa Anna. Ignoraba que era hijo de una rica señora de Morelia y un platero, quienes lo protegían a distancia para no revelar su parentesco.
El coronel llevaba una doble existencia; por un lado, buen esposo y padre, hombre influyente y en apariencia honorable; por el otro, jugador empedernido, amante de varias mujeres y enredado en negocios turbios. Su vicio por el juego y el derroche lo llevan casi a la quiebra, debido a lo cual organiza en su provecho una amplia red criminal, aunque manteniéndose en el anonimato, incluso para quienes eran los ejecutores de sus órdenes.
Sólo lo conocen Evaristo, Don Santos (un platero, a quien supone compadre suyo y no su progenitor) y don Pedro Cataño. Cada cual tiene su historia. Evaristo era ebanista, había abandonado a su amante Casilda para casarse con una sirvienta del conde del Sauz y, aburrido de esta, la asesina y huye a Rio Frio donde se hace pasar por honrado ranchero y allí organiza una pequeña gavilla de asaltantes. Luego, sin saber sus antecedentes, el gobierno lo nombra capitán de rurales .
Evaristo guardaba rencor a la frutera Cecilia, rica comerciante de Chalco, por haberlo desdeñado a pesar de su nueva condición.
El platero don Santos había hecho su fortuna traficando con alhajas robadas y, a las órdenes del hijo, fabricaba moneda falsa.
Don Pedro Cataño, hijo del administrador del conde del Sauz, se enamora de la condesita Mariana y procrean un hijo al que ocultan porque el conde no consintió en el matrimonio y la pareja teme la ira del noble.
El verdadero nombre de Cataño era Juan Robreño, quien para auxiliar a Mariana deserta del ejercito, huye para no ser fusilado y cuando vuelve se entera de que su pequeño hijo se ha perdido. Así, sin esperanza de casarse con su amada, se lanza al pillaje a las órdenes de Relumbrón.
El niño extraviado pasa de mano en mano de personas muy pobres hasta que, ya adolescente, se pone de aprendiz con Evaristo, pero al presenciar el crimen de este, huye para no ser incriminado. Durante una leva lo incorporan al ejército junto con otros dos muchachos, Espiridión, hijo de dos rancheros indígenas, y Moctezuma III, presunto heredero del infortunado emperador azteca.
Por lances del destino, el supuesto huérfano queda aislado de su cuerpo de tropa y parte para la feria de San Juan de los Lagos -hoy Lagos de Moreno, en el estado de Jalisco-, allí lo recluta Relumbrón, quien le encarga su hacienda de Arroyo Prieto sin descubrirle sus acciones criminales.
El coronel goza de la confianza del presidente, del marqués de Valle Alegre -pretendiente a la mano de Mariana, quien se resiste a la boda y enloquece-, y del licenciado Oloñeta, juez recto y digno.
Las fechorías de Relumbrón se multiplican: jefatura a los bandidos de Río Frío a través de Evaristo, inquieta las haciendas del estado de Morelos con la gente de Cataño, fabrica moneda falsa y la distribuye mediante el cuñado de Oloñeta, organiza a los ladrones de la capital con el concurso de una corredora de joyas, doña Viviana, y de un malhechor, el tuerto Cirilo; obtiene pingues ganancias del juego de barajas aliado con don Moisés, experto tahúr, y se inmiscuye en la política de Jalisco, donde anima una sublevación que fracasa.
Apremiado por sus deudas y gastos, ahora roba en persona -de lo cual se había abstenido-, la casa citadina del conde del Sauz. Eso será la causa de su perdición, pues con las prisas y el horror de los asesinatos ahí cometidos, deja caer su cartera en el lugar donde el conde guardaba el dinero.
Cuando el robo se descubre, aparece entre las monedas la cartera con el nombre del coronel. A ese hecho se añaden las denuncias de varias personas y el propio Oloñeta se encarga de reunir las pistas hasta lograr la captura y condena del coronel y sus cómplices, menos Pedro Cataño, quien se separa de su jefe y cuya participación se redujo a hostilizar ciertas haciendas, y su hijo Juan con el cual se había encontrado por azares del destino.
Padre e hijo se marchan a la hacienda del Sauz, libran al conde de un ataque indio y el aristócrata consiente en la boda de Mariana con Robreño, además de reconocer al hijo de ambos como heredero de sus bienes.
Por otra parte, Relumbrón confiesa sus crímenes y se le sentencia a morir en la plaza pública aplicándole el garrote vil, aparato con el que se estrangulaba a los reos.
La novela, calificada por Payno como naturalista, no sigue fielmente el modelo de Zola; lejos de ello, tiene un tono realista y muy dentro de los cánones morales de la época, sin que eso le impida describir las lacras de una sociedad donde los menesterosos eran abundantes, y los prósperos una minoría con una riqueza insultante.
A través de Los bandidos de Rio Frio, el lector conoce los más variados tipos sociales, caracterizados minuciosamente tanto por las descripciones objetivas, como por el lenguaje salpicado de regionalismos y locuciones coloquiales que dan sabrosura y vitalidad a la novela.
El desarrollo de la trama, largo y con frecuencia truculento, corresponde al género folletinesco, cuya característica sobresaliente es la de conservar el interés del lector dejando en suspenso la acción al final de cada capítulo, ya que se publicaba por entregas semanales. De este modo, no sorprende la casi inaudita complicación de episodios y peripecias que van conformando esta obra, la primera de este género realizada por un mexicano, Payno, quien la publico en Barcelona en el ano de 1891.
Para tema de su obra, el autor elegía un hecho real, protagonizado por el coronel Juan Yánez -el Relumbrón de la novela- quien jefaturaba una banda de salteadores, abigeos, rateros y domésticas, y paga sus crímenes cuando fue descubierto.
A este eje protagónico, Payno añadía un cumulo de sucedidos que toma de crónicas periodísticas publicadas en distintas fechas, todo -como él dice- para ofrecer un cuadro exacto, verídico, de aquella época ya ida y recreada por él con mucho talento y veracidad.

miércoles, marzo 17, 2010

CANTAR DE MÍO CID

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Autor: Anónimo. También llamado Poema de Mío Cid, fue escrito probablemente hacia 1140 y ha llegado hasta nosotros gracias a una copia hecha en 1307 supuestamente por Per Abbat o el abad Pedro. El texto del Poema está incompleto, pues faltan los primeros versos, y existen asimismo otras mutilaciones que se han suplido con pasajes de la Crónica de veinte reyes, versión en prosa de un primer manuscrito del Poema, y con elementos extraídos de posteriores refundiciones del Cantar.

Género y corriente: Cantar de gesta, poesía épica.

Estructura: Está compuesto por tres grandes núcleos narrativos, llamados también cantares: 1º Destierro del Cid, que abarca del verso 1 al 1 086; 2º Boda de las hijas del Cid, entre los versos 1 087 a 2277, y 3º La afrenta de Corpes desde el 2 278 hasta el 3 730.

Sinopsis: Debido a que algunos cortesanos envidiosos del Campeador levantan ciertas calumnias en su contra, y al resentimiento del soberano, el rey lo destierra de Castilla.
Con profundo desconsuelo, Rodrigo debe abandonar su natal Vivar. Llorando, contempla por última vez su castillo y parte acompañado por algunos parientes, entre los cuales descuella su primo Álvar Fañez, y leales vasallos.
Al llegar a Burgos nadie quiere hospedarlo, por expresa prohibición del rey. Solo una niña de nueve años le dirige la palabra para decirle la verdad. EI Cid se ve obligado a acampar en las afueras de la ciudad y Martin Antolínez, un ilustre burgalés, lo abastece de provisiones y también le procura dinero que en préstamo obtiene de dos judíos.
Provisto de todo ello, para él y sus mesnadas , el Cid Campeador ordena levantar sus tiendas y se encamina al monasterio de San Pedro de Cardeña, donde se hallan doña Jimena, su esposa, y sus dos pequeñas hijas, doña Elvira y doña Sol, al cuidado del buen abad don Sancho.
EI momento del encuentro y luego el de la despedida son de intensa emoción, Jimena, llorando, se arrodilla queriendo besar las manos de su marido al tiempo de pedirle consejo "por amor de santa María". EI Cid toma a sus hijas en brazos y pide a Dios poder casarlas el mismo y tener vida para seguir amando y sirviendo a su mujer.
Luego, los cónyuges se separan "como la uña de la carne". Rodrigo recomienda su familia al abad don Sancho y parte. Viene después el comienzo de su encumbramiento.
Combate en Castejón y Alcocer, donde vence a dos reyes moros y del botín de guerra envía un presente al rey Alfonso. A partir de estas acciones, realiza provechosas correrías por la región de Teruel, Lérida y Castellón. EI conde de Barcelona, que sale a combatirlo, es derrotado y hecho prisionero. EI héroe lo trata con generosidad, no exenta de ironía.
En el segundo cantar se cuenta muy brevemente el sitio y conquista de Valencia, la gran proeza del Cid. Han pasado ya 13 años desde el inicio del destierro. Tras vencer al rey moro de Sevilla, que trataba de recuperar la ciudad perdida, don Rodrigo envía nuevo presente al monarca castellano, quien permite que se le reúnan doña Jimena y sus hijas.
Doña Elvira y dona Sol, por las riquezas de su padre, se han vuelto codiciados partidos que tientan a los infantes de Carrión.
Yúcef de Marruecos, caudillo de los almorávides, se presenta con gran ejército ante Valencia. EI Cid lo derrota y del nuevo botín envía otro regalo al rey Alfonso.
Ante las repetidas muestras de fidelidad, el monarca acepta tener un encuentro con el desterrado para perdonarlo públicamente. La entrevista se realiza junto al rio Tajo, con gran algazara por parte de ambos. Alfonso VI, pensando honrar al conquistador de Valencia, le pide la mano de sus hijas para los infantes Diego y Fernando de Carrión. El Cid, no muy satisfecho, accede, y se lleva a cabo el doble matrimonio; pero es el rey quien las casa, pues don Rodrigo no quiere entregarlas por su propia mano.
En el cantar tercero, los infantes causan una muy triste impresión en la corte de Valencia, pues se comportan cobardemente en la batalla contra el rey Búcar, quien fue derrotado en su intento de recobrar la ciudad.
Tras la victoria, enriquecidos pero llenos de rencor por las burlas de que son objeto, los infantes llevan a Carrión a sus esposas, pero por el camino, al atravesar el robledal de Corpes, se quedan solos con ellas y las azotan hasta dejarlas sin sentido y ensangrentadas, abandonándolas luego de despojarlas de sus mantos y pieles de armiño. Recogidas por Félix Muñoz, son devueltas a su padre, quien acude al rey pidiendo justicia.
Alfonso convoca a las cortes en Toledo. Los infantes son retados a duelo para reparar el honor del Campeador. La lid se realiza en Carrión y la preside Alfonso VI. Los de Carrión son los perdedores quedando malheridos y deshonrados.
La obra termina con el segundo matrimonio de las hijas del Cid, que han sido pedidas para los infantes de Navarra y de Aragón. El rey Alfonso consiente en el nuevo casamiento, con lo cual aumenta la honra del Cid, como dice el poeta, "hoy los reyes de España sus parientes son".
Rodrigo o Ruy Díaz de Vivar, es un importante personaje histórico de la reconquista española, muerto en 1099, a quien por su arrojo en los combates los moros llamaron el Cid Campeador. Este paladín es el prototipo del caballero cristiano, ejemplo de valor, nobleza y lealtad.
Innumerables son los meritos literarios formales y de contenido de este cantar de gesta, el más antiguo documento escrito que se conserva de la épica medieval española. En el se aúna la excelente estructura general con la métrica y la rima, la sobriedad al pintar las emociones descritas, un fino lirismo que añade encanto a la fuerza expresiva primitiva y tosca de su verso, propia de la época y de la lengua empleada; el sabio tratamiento del tiempo narrativo, una justa pintura psicológica de los personajes, la minuciosidad y el realismo en la descripción de costumbres, armas, viviendas, vestimentas, etc.; una ironía y un humorismo que aparecen en ciertos pasajes, así como el interés dramático de los sucesos que se narran y la maestría en el uso de epítetos, comparaciones e imágenes logrados por el desconocido autor.
Su calidad indiscutible lo sitúa entre los más grandes poemas épicos de todos los tiempos.

lunes, marzo 15, 2010

Rayuela

Autor: Julio Cortázar, novelista; 1914-1984.
Género y corriente: Novela experimental.
Estructura: Consta de un "tablero de dirección" y tres partes nominadas: Del lado de allá (36 capítulos), Del lado de acá (20 capítulos) y De otros lados (99 capítulos, que el autor llama "prescindibles").
Sinopsis: Horacio Oliveira es un argentino exiliado en Paris donde trabaja como traductor. Su vida transcurre entre lucubraciones intelectuales, los amigos bohemios del Club de la Serpiente y su relación amorosa con Lucía, la Maga -joven montevideana, madre del pequeño Rocamadour-, con quien comparte el lecho y un modesto departamento.
Dicha relación se dificulta por la presencia del bebe y por la excesiva racionalidad de Oliveira, siempre cuestionándose su propia actitud y la de los demás.
El Club de la Serpiente es un reducido círculo liberal y bohemio que reúne a personajes disimiles, todos con aspiraciones intelectuales. Los integrantes, en su mayoría, son exiliados y se reúnen para pasar el tiempo dialogando o escuchando jazz.
Los celos de Horacio y su sentimiento de culpa por limitar la libertad de Lucia deterioran rápidamente la relación. El se marcha de la casa y vaga por la ciudad. En uno de los episodios más notables de la novela, Horacio asiste al fracasado concierto de piano de Berthe Trépat, quien interpreta la solidaridad del traductor como un interés sexual por parte del argentino, sentimiento por demás inexistente, y lo rechaza.
Oliveira vuelve a la casa cuando fa Maga tiene a su hijito en agonía.
Poco después, Horacio se percata de que el niño ha muerto, pero no se atreve a decirlo a la madre. Como de costumbre, comienzan a llegar los amigos de ambos, miembros del club, y Horacio los pone al tanto de la situación. Todos esperan a que la Maga se dé cuenta, mas cuando esto sucede, Oliveira se marcha, dejando a la mujer sumida en su dolor. AI regresar, ella se ha ido y nadie sabe adónde.
En lugar de ella, encuentra a dos integrantes del club, quienes le reprochan haber abandonado a la Maga cuando más necesitaba su apoyo. Oliveira sale del departamento, busca en vano a la joven por todo Paris y luego en Montevideo, cuando allí hace escala de regreso a la Argentina, pero sin resultado alguno.
En Buenos Aires, Horacio se reencuentra con sus amigos Manuel Traveler y Talita, esposa de este, quienes le ofrecen interceder en su favor ante Ferraguto, el dueño del circo donde la pareja trabaja. Oliveira vive frente al apartamiento de sus amigos. Su nueva amante es Gekrepten, mujer tonta y simple con quien va a hacerse la dolorosa parodia humana de la Maga.
Con los esposos Traveler, Horacio rememora constantemente a la Maga, al punto de identificar a Talita con su ex amante, lo que crea problemas entre él y la pareja, pero no puede contenerse. Sin embargo, acepta trabajar con ellos en el espectáculo circense.
Un día, Ferraguto vende el circo y compra una clínica psiquiátrica.
Hasta allá en forma inmediata se trasladan los empleados del circo y, con ellos, Horacio Oliveira, quien ya muestra síntomas de desequilibrio.
Horacio continua confundiendo a Talita con la Maga y una noche, en la morgue de la clínica, la besa. Ella cuenta todo a su esposo y este intenta hablar con Oliveira como un amigo. Pero Horacio, temeroso de una mala reacción de Traveler, se encierra en su habitación y coloca obstáculos por doquiera y luego se sienta en la ventana a esperar el ataque. Cuando llega Traveler, Oliveira le pide que salga al patio y lo deje solo.
Mientras contempla a todos parados sobre la rayuela que alguien enfermo ha pintado en el patio, esperando la reacción de Traveler, Horacio piensa suicidarse. Luego, no se sabe qué pasa con él y la obra termina dejando el final abierto.
Se ignora si Oliveira se lanzo o no al vacio y, de ser así, si ese salto significa, simbólicamente, su entrada sin retorno a la demencia.
Esta novela relata una historia desgarradora sobre el exilio, uno de los temas más recurrentes y definitorios de la cultura y la sociedad argentina contemporáneas, y está concebida como un gran juego en el cual el lector puede elegir involucrarse o no.
El "tablero de dirección" indica, cuando menos, dos posibilidades de lectura, y al lector le toca decidir cual será la suya. Esta especie de prescindibilidad de la secuencia original, que el autor dio a la obra, es uno de los rasgos para clasificarla como novela experimental.
La creatividad, parece afirmar Rayuela, es infinita y no depende solo del autor, sino también del lector, ese lector "cómplice" que pide Cortazar.
Desde su aparición en 1963, la crítica ha considerado esta novela como una de las obras más importantes de la literatura hispanoamericana de nuestro siglo.